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jueves, 13 de agosto de 2009

controlar las emociones


El control de las emociones
Es un error creer que el control de las emociones es como domesticar una bestia salvaje. Al hacerlo estoy bloqueando una energía que termina infectándose y yo termino prefiriendo no sentir.

"es que me dominan"
"son como bestias salvajes dentro de mí"
"me llevan a donde no quiero ir"
Entiendo, pero si lucho contra ellas, sólo haré más grande el problema.
Quejarme de mis emociones es tan absurdo como maldecir la alarma de mi reloj despertador por sonar a la hora programada.
Si yo quiero controlar la alarma, me ocupo en programar adecuadamente la hora a la que quiero que suene.
Si quiero controlar mis emociones, elijo adecuadamente mis pensamientos.
Que no se me olvide lo que aprendí en la página ¿Qué son las emociones?, en la que entendí que ellas son solo una respuesta de mi esencia a la dirección de mis pensamientos.
Una vez que comprenda este punto, no vuelvo a quejarme de mis emociones a riesgo de caer en ridículo ante mí mism@ por ladrarle a la alarma.
Causa y efecto
“Parece que no tienes sentimientos y además te burlas de los míos.”
Mi querida amiga, no sólo te quiero mucho, sino que además te voy a llevar de la mano hasta un lugar en el que vas a tener todo el control de las emociones. Se te abrirá un mundo nuevo y maravilloso de esperanza y fortaleza interna.
Porque sentirme bien o sentirme mal es algo que me hago yo mism@ al permitir pensamientos que me construyen o que me disminuyen.
El control de mis emociones empieza en el tipo de pensamientos que me permito pensar. Lo importante es que yo asuma la responsabilidad de los pensamientos que permito en mi mente.
Reformular mi pensamientoes tan solo cambiarle la dirección
Si pienso: “no soy atractiv@”, por supuesto que siento emociones espantosas.
Si quiero controlar esas emociones, puedo reformular diciendo:
“Me siento fe@ y más fe@ me verán si lo demuestro. Quiero cambiar esta perspectiva.”
“He visto personas feas que se expresan con mucha gracia o que son muy alegres y simpáticas. Hay quienes bailan muy bien y otras que se visten muy bien. Eso compensa su apariencia y se convierte en su atractivo.”
“Yo quiero desarrollar algún atractivo especial… Ya sé, yo puedo XXX y tengo facilidad de YYY. Se me ocurre que talvez yo...”

Allí ya se movió un poco la energía, esos pensamientos se sienten mejor y estoy controlando las emociones. Puedo seguir reformulando y reformulando hasta llegar a proponerme cosas que en verdad me ilusionan y me provocan grandes expectativas.
Eso es reformular: es cambiarle la dirección al pensamiento, sin cambiar el tema central.
Así es como llego a controlar las emociones. Sin bloquearlas, sino provocando que surjan las que sí quiero.
Controlo mis emociones cuando busco pensamientos que cada vez se sientan mejor.
¿Un pensamiento que se sienta mejor?
Si, claro.
Porque cuando un pensamiento me destruye o me disminuye se siente mal y siento que pierdo el control de las emociones.
Cuando un pensamiento me construye, entonces siento que me libera, me alivia, me hace sentir mi valor y mi derecho a vivir una vida digna.
Se siente mejor.
En ese momento siento que recupero el control de las emociones.
¿Ves cómo esto no es un asunto de luchar en contra de las emociones negativas, ni de taparlas o bloquearlas a pura fuerza de voluntad?
Es un asunto de actitud
Me apunto del lado de la actitud constructiva o del lado de la actitud destructiva.
Simple ¿verdad?
“Si. Ya entiendo que si me siento deprimida o enojada, es porque me he dejado llevar por una corriente de pensamientos que me empequeñecen. Incluso, ya entiendo por qué si me quejo de mi malestar, es como ladrarle a la alarma.”
“Esa comparación es buena. La alarma sonará de acuerdo a cómo programo el reloj de la misma manera que mis emociones serán el resultado de cómo programe mis pensamientos.”

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